
La Plata, Huila, 26 de julio de 2025. La vereda El Salado, en el municipio de La Plata, se sumerge en el dolor tras la confirmación de las identidades de las cuatro víctimas mortales y los dos heridos en el ataque armado ocurrido en la noche del viernes. Este trágico suceso no solo deja un profundo vacío en las familias afectadas, sino que también resuena como un llamado urgente a la reflexión y la reconciliación en un territorio que ha sufrido las cicatrices del conflicto.




Las Víctimas y los Heridos: Nombres que Enlutan al Huila
Con profunda tristeza, las autoridades han confirmado los nombres de quienes perdieron la vida en este violento acto:
- Wilson Arley Delgado Usuga, de 36 años
- Kevin Denilson Quiguazú Rosero, de 26 años
- Édgar Mauricio Yasno Caldón, de 24 años
- Jesús Humberto Andrade Cuéllar, de 28 años
Además, dos personas resultaron heridas en el ataque y se recuperan en centros asistenciales:
- Luis Albeiro Ramírez Yasno
- Héctor Javier Quisacué Ramírez
Sus nombres se suman a la dolorosa lista de víctimas que marcan la historia reciente del Huila, recordándonos la fragilidad de la paz en algunas zonas rurales.
Autoridades Buscan Respuestas y el eco de la Convivencia
La Policía Nacional y el Ejército Nacional continúan sus labores operativas y de investigación para esclarecer los móviles de esta masacre y dar con los responsables. El Coronel Carlos Eduardo Téllez Betancourt, comandante de la Policía Huila, había informado preliminarmente sobre la irrupción de un grupo armado aún sin identificar.
Hasta el momento, no se han emitido declaraciones adicionales por parte de fuentes gubernamentales de alto nivel más allá del reporte inicial de las autoridades policiales y militares. Sin embargo, este lamentable suceso resalta la imperiosa necesidad de fortalecer los procesos de construcción de paz y justicia restaurativa que ya se vienen impulsando en el departamento, como el programa «Justa-mente», liderado por la Gobernación del Huila en articulación con la JEP y la Alcaldía de Neiva.
La violencia de este tipo nos convoca a todos, como sociedad, a reflexionar sobre el camino que aún nos queda por recorrer hacia una paz duradera. Más allá de la legítima exigencia de justicia, este doloroso episodio es un recordatorio de que la verdadera sanación del tejido social solo será posible si, desde cada rincón del departamento, se apuesta por el diálogo, la empatía y la reconciliación genuina. La memoria de las víctimas debe impulsarnos a trabajar incansablemente por un futuro donde la vida y la convivencia prevalezcan sobre la violencia.